Autor: Manuel Astur
Colección: Narrativa del Acantilado, 335
Encuadernación: Rústica cosida, 13×21 176 pgs. Pvp: 14€
«Hay un instante en los serenos ocasos de verano en que cualquiera diría que los objetos brillan, como si devolvieran parte de la generosa luz que recibieron a lo largo del día. Era entonces cuando Marcelino dejaba lo que estuviera haciendo, se incorporaba, se pasaba el dorso de la mano por la frente y contemplaba el valle a sus pies. Todo relucía y resonaba como una campana de luz dorada. También aquel ocaso de julio Marcelino se detuvo y contempló. La casa, el hórreo, el carro, todo resplandecía recortado contra el cielo azul profundo donde el primer lucero comenzaba a anunciar la nueva era. Todo menos la gran mancha de sangre en el serrín y el cuerpo de su hermano. Pero lo cierto es que no había querido hacerle daño». Esta bella y sorprendente novela es como un espejo donde nos reflejamos todos. El lector, sea de ciudad o de campo, puede asomarse a un mundo mítico, en el que la Historia es solo otra fábula que se cuenta junto al fuego, y limpiar en ella su mirada hasta dejarla tan clara como la de su protagonista.
Si el riesgo literario fuera un mérito principal de los escritores, Manuel Astur (Sama de Grado, Asturias, 1980) tendría asegurado un puesto en el pódium. Hace falta arrojo creativo para juntar en una misma obra el más crudo drama rural con las maravillas del realismo mágico. Y encima añadir brochazos de la ultimísima nature writing en forma de estampa de la España vacía. Este matrimonio morganático sustenta el entramado argumental de su curiosa San, el libro de los milagros.
Manuel Astur combina la libertad imaginativa y el vanguardismo en la forma con la creatividad verbal. Su prosa es fluida y dúctil, y el gusto por la palabra le lleva a encadenar en un párrafo aislado medio centenar de verbos. Todo ello sirve a una libérrima observación de la naturaleza humana en clave de parábola. Esta novela literaria tiene el sello de una resuelta originalidad y es obra de alto mérito de un escritor a quien merece la pena seguir con atención.